Donde siempre soy feliz. La casa de la abuela 7julio2013
¿ Como son las cosas no?. Uno termina por entender que lo material .. como una casa, no son nada, no tienen ningún tipo de valor. No son nada sin las personas que lleva dentro. Sin las personas, que hacen de simples paredes, una casa. Yo me acuerdo de la casa de mi abuela, de una manera diferente a la que hoy veo. Eran otros tiempos, yo era otra. Creo que esa casa me conoce a mi desde antes que yo la logre conocer. De las pocas o muchas cosas que me acuerdo, para mi era como si fuese una "mansión", inmensa. Inmensamente grande y linda. Enorme, llena de adornos por donde se te ocurra, flores.. mesitas, y sillas por donde quieras. Y no te sorprendías, si de un mes a otro la decoración había cambiado. Otro mueble, otras sillas, otras cortinas (las mismas que sus manteles y vestidos, muchas veces). Sus cuadros, de retratos del abuelo, del bisabuelo que a mas de uno les daba miedo verlos. La casa de la abuela tenia sus reglas (y tiene sus reglas),ella las tenia. "La siesta se respeta", " para que invitar gurises a comer que ya somos muchos" y a las doce en punto del mediodía si no es antes, todos sentados. Prohibido sentarse en las camas, se arruga. Y si te acostas, que no sea sobre las frazadas, y claro esta, no se juega en las piezas. "Ojo con las plantas, no me vayan a romper alguna maceta" y ese muñeco bebote, que era como todo un premio que la abuela te lo prestará . Todavía tengo la sensación de que la hora de la siesta de la abuela no se podía interrumpir, hoy todavía .. tampoco se interrumpe. Sus típicos pellizcos o mordidas, y siempre el mismo juego "pio pio" agarrándote del cuerito de la mano.. (que era muy parecido a un mimo). Siempre las mismas baldosas, esas que según por donde pisas.. se escucha ese "crack" y la abuela abre los ojos .. No se como pasaba el tiempo, pero en mi mente los tengo como dos etapas diferentes. Una de estas, el fondo .. "el patio", una mesa redonda, y dos sillones de fierro sin almohadones, los cuales si es que existían vivían mojados. Plantas por todos lados, un gato con el que nunca pude ni quise de crear una amistad. Un perro llamado "pichinino" que no era muy simpático, y que solo a la abuela la queria. Un tero, al cual siempre tenia miedo de que me corra, una paloma que no entendía nunca porque no se iba .. Muchas gallinas ! Uno de esos pollitos, según mi edad y mi abuela en ese momento de mi vida, era mi mascota, hasta que ¿cual pudo haber sido el final de esa gallina? Ni mas ni menos, mi abuela la cocino .. esta demás decir que ese día no almorcé. (Al menos pollo) Y un perro actual, pero igual de feo, sucio y gruñón. Con el cual mamá mantiene un amor particular. Incontables tardes jugando en casi silencio o esa era la intención para no lograr que te retarán y te acuesten a dormir la tan odiosa (en ese momento) siesta. Lo cual, era dormir en el medio de papá y mamá, los mismos que se dormían al segundo y yo me quedaba mirando al techo contando y inventando formas con esas manchitas que hay en las maderas, hasta que caía rendida. La vereda, ver a todos sentados parloteando, mate que viene, mate que va, los vecinos que saludan, que todos se conocen con todos. "¿Que tal como le va?, - pero bien ". Ir sola, a comprar, a lo de esa tía, o esa amiga de la esquina era la mayor libertad del mundo. Veranos y baldasos de agua, río, carnaval. Escuchar la música del carnaval en la radio y bailar creyéndote que estabas arriba de una carroza.. el sueño siempre esta. La abuela, sus preguntas, y esos dichos y chistes que solo ella es capas de decir. Cantidades de heladitos de agua,hermana, abuela y yo. Y uno crece y no se en que momento ni porque, pero a las cosas las ve diferente. No, menos importante, quizás mas costumbre, confianza. Crecí y mi libertad creía que iba a la par mía. Eso de ir de acá para allá, se hacia cada vez mas una costumbre, primos, amigos. Ser libre, allá. Donde siempre soy feliz. Un mate por acá, otro por allá. Y volver, siempre volver a lo de la abuela y todo este casi igual.. Ella y sus vestidos, sus tejidos, los mismos de siempre tomando mate. Quizás esta casa no sería nada. Pero lo es. Es parte de mi infancia. Los mejores recuerdos están ahí. Y sin cada una de las personas, sin lo que fue y es, la abuela, esta casa no seria nada, no sería parte de mi. Sin embargo es gran parte de mi historia, y de mis favoritas. Parecía algo normal acompañar hacer las compras, un ejemplo entre muchos. Y cuando deja de existir esos momentos, te das cuenta de cuanto significaron, y cuanta importancia tenia cada detalle, cada momento, lugar, olor. Cuanto mas sencillo, mas marcaron. Sí alguien me regalaría un deseo, ademas de tenerla siempre conmigo a ella, pediría que todo este igual a como era. Volver siempre al lugar que me llena de mi, que me hace poner los pies en la tierra, que me da paz, y que todo este como uno espera. Igual a cuando uno se fue, queriendo siempre volver. (Sin duda alguna, quedan incontable cosas por escribir)
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